Un océano de olivos rodea Zuheros, que gobierna la Subbética desde su risco.
Hay una pieza de Gustav Holst que en Andalucía es especialmente icónica. Quienes hayan sido fieles a la agenda de Canal Sur de veinte años a esta parte sabrán que la Andalucía de los pueblos es de cine y que la Sinfonía de los Planetas es el mejor telón de fondo para presentar cada destino.
Así me imagino que suena la banda sonora de esta localidad encantadora, situada en el sur de la provincia de Córdoba y enmarcada en la frontera norte del Parque Natural de las Sierras Subbéticas.
Se piensa que los primeros pobladores de Zuheros, los Banu Himsi, llegaron a estas tierras hacia finales del siglo IX. Este grupo de musulmanes se asentarían en una zona de peñascos que denominan «Sujayra» (y que dan nombre al pueblo) y sobre uno de los riscos construyeron el imponente castillo que preside Zuheros. Desde las alturas del castillos, la panorámica del entorno es extraordinaria.
Zuheros está envuelto en un océano de olivos y gobierna la Subbética desde el enorme peñasco en que se sitúa. Sus calles son laberintos de cal que esconden plazuelas, recodos y miradores de enorme belleza. No es de extrañar que hayan designado su casco histórico como Bien de Interés Cultural y se considere Zuheros como uno de los pueblos más bonitos de España.
Es también Zuheros una villa a prueba de pulmón, sus empinadas cuestas empedradas y un puñado de calles configuran el plano Zuheros, marcado por el aroma a aceite, queso y jazmín. Piérdete por sus sinuosas callejas, descubre su iglesia, el encanto del museo arqueológico y el de costumbres y artes populares, sube al torreón del castillo. Zuheros también destaca por sus miradores, los miradores de la Villa y de las Escominillas donde se deteniene el tiempo.
Por su parte, el parque periurbano que rodea el pueblo por su zona norte, la más baja bien merece la pena caminarlo. Es un pequeño paseo por pasarelas, miradores y senderos, con una vistas alucinantes sobre la campiña cordobesa.
Un viaje a las profundidades de la tierra
Próximo al municipio, a apenas un desvío de 4 kilómetros se encuentran estas populares cuevas, un excepcional yacimiento neolítico. Historía y geología se funden en esta gruta: galerías repletas de formaciones calcáreas. Estalactitas, estalagmitas y gours decoran el espacio y dan vida a este espacio singular. Explorada por primera en 1938, durante la Guerra Civil española, en su interior oculta pinturas rupestres o restos óseos del neolítico.
A propósito, en tiempos pretéritos aquí anidaban muchísimos murciélagos. Ahora, con suerte se alcanza una centena de estos mamíferos aunque se contabilizan hasta cuatro especies distintas.
Sendero del Río Bailón
A Zuheros no le faltan vía verdes y senderos. Este en concreto, el del río Bailón, transcurre entre un bosque encinas, quejigos, arces y acebuches. Un sendero con distintas sendas que parten desde el pueblo y que ofrecerán una magnífica imagen del entorno. Más de 1200 especies vegetales catalogadas, una gran extensión de bosques y una fauna inhóspita se dan la mano en el Parque Natural Sierra de las Subbéticas. Echa la vista al cielo y te sorprenderá algún que otro buitre leonado o águila culebrera. Los tonos pardos, cobrizos y ocres del otoño en Zuheros convertirán tu ruta en un obra de arte.
Queso y aceite, el tándem perfecto
Respecto a la oferta gastronómica no es que haya mucho elegir, pues las dimensiones de este municipio tampoco permiten que abunde la hostelería. Eso sí, los que hay bien merecen la pena. Nosotros hicimos un alto en el Mesón Atalaya, frente al edificio que albergó el antiguo boticario del pueblo.
Las bondades gastronómicas de esta tierra no son pocas, abundan los guisos, la carne pero sobre todo, el queso. El de Zuheros al horno es una exquisitez aunque la carta también reserva un plato a la degustación de quesos de Zuheros. La verdadera sorpresa llegó cuando degustamos su espectacular carrillada. Posiblemente una de las mejores de toda la provincia de Córdoba. Deja hueco para postre y, si puedes, hazte con una botella de aceite.
La quesería los Balanchares es otra parada obligatoria. En este espacio dedicado a esta joya gastronómica, una fábrica cercana al pueblo en la que desde 1995, elaboran un queso de leche de cabra y oveja de categoría.
Turismo de naturaleza: bicicleta y escalada
Para los auténticos amantes de la naturaleza y el deporte al aire libre, Zuheros es también un destino de primera. La vía verde del aceite de oliva más importante de la geografía española se encuentra aquí, puedes recorrer en bicicleta la antigua ruta que conectaba Luque, Cabra o Lucena a través del antiguo tren del aceite.
Otra de las virtudes del entorno de Zuheros es que existen varias vías de escalada para todos los niveles (en época de nidificación no se permite realizar esta actividad).