La riqueza gastronómica de Andalucía se extiende a la repostería, colmada de variedades de postres y dulces que encuentran en la tradición un acierto seguro. Influenciada por la cocina andalusí, muchos de estos bocados tienen como principal ingrediente productos de su legado como la miel, los frutos secos o las almendras. Prueba de ello son los pestiños, tocinillos de cielo, torrijas, polvorones o roscos de vino que se elaboran en buena parte de la comunidad.
Otra de las peculiaridades de estas delicias es su carácter artesanal, ya que en muchos casos resulta prácticamente imposible elaborar las recetas de otro modo. Sin ir más lejos, las monjas de cenobios todavía preparan los tradicionales los dulces de convento, que a menudo comercializan en sus monasterios con recetas centenarias que conservan su popularidad.
Pan de Cádiz. Se trata de una especie de panecillo de mazapán relleno de fruta confitada. También se le conoce como turrón de Cádiz.
Mostachón de Utrera. Utrera no solamente es capital honorífica del flamenco, con toda la solera de la campiña sevillana también tiene uno de los postres más populares: el mostachón de Utrera. Hay quienes dicen que mostachón viene del vocablo romano «mostaceum», aunque otras teorías se inclinan hacia una posible herencia árabe. Elaborado con azúcar, canela, huevo, miel y harina es perfecto para mojar en el colacao o el café.
Poleá. Las poleás son unas gachas dulces elaboradas con harina, típicas en la Andalucía occidental. En su momento, funcionaba como un plato que aportaba energía. Esta tradicional receta ha ido adoptando distintas variantes dependiendo de dónde se prepare aunque sus ingredientes no prescinden de calorías precisamente. Por lo general, para elaborar esta exquisitez solo necesitas harina, leche, azúcar, aceite y matalaúva (anís en grano).
Roscos fritos de Naranja. También conocidos como roscos de diez son las rosquillas de naranja típicas de Salares, municipio malagueño situado en la Axarquía, aunque puedes encontrarlo en prácticamente todas las regiones andaluzas (y de múltiples variedades), especialmente en fechas cercanas a la Semana Santa.
Pestiño. El origen del pestiño se remonta al siglo XVI aproximadamente, donde se tiene una primera referencia literaria en La lozana andaluza (1528) de Francisco Delicado. El pestiño está emparentado con la shebbakiyya marroquí, lo que sugiere un posible origen común, quizá andalusí. Eso sí, el pestiño acostumbra a prepararse para Navidad o Semana Santa mientras que la shebbakiyya o chebakia se consume durante el mes de ramadán. Pocas presentaciones faltan para ensalzar este dulce de masa de harina frito y acompañado de azúcar o miel.
Francisco Delicado también hace referencia en su obra a las sopaipas. Este plato enraíza de nuevo con la cultura árabe andaluza, cuyo nombre procede del romance andalusí xopaipa (pan mojado en aceite), que a su vez viene del diminutivo de la palabra germana suppa, que es supaypa (pan mojado en líquido).
Los Gañotes son un dulce tradicional de los pueblos de la Sierra de Grazalema, aunque su origen se sitúa en Ubrique. Se consume especialmente durante la Semana Santa y se elabora con huevos, canela, azúcar, ralladura de limón, aceite de oliva y ajonjolí. A continuación se enrolla en forma de caña y se fríe. Los más golosos dirán que un buen chorro de miel para coronar esta delicia nunca está de más.
Torta loca. La torta loca probablemente sea el dulce más popular (e instagrameable) de la provincia de Málaga. En sus inicios fueron los Tejeros, una de las grandes familias de confiteros en Málaga, quienes empezaron a elaborarla. Esta delicia consiste en dos discos de hojaldre con crema pastelera y glaseado de naranja por encima. A veces, está coronado con media guinda.
El pastel de Córdoba. Un icono de la repostería cordobesa es, por supuesto, el pastel cordobés. Puedes encontrar esta torta circular elaborada con hojaldre y rellena de cabello de ángel o cidra en prácticamente cualquier cafetería de la provincia.
El piñonate de Huelva es una peculiar masa frita a la que se le añade miel hervida y piñones. Otra elaboración típica de las sierras onubenses.
Los Piononos, ese postre encantador que recuerda pasteles a los hispano-musulmanes que se elaboraban en torno al siglo XI. Dicen que este dulce está inspirado en el Papa Pío IX. El pionono consta de dos partes diferenciadas: la base de bizcocho enrollada en forma cilíndrica y la crema tostada que corona este manjar. El obrador de Santa Fe prepara a diario artesanalmente esta delicia.
En Almonte (Huelva) destaca un dulce por encima de todo: las pezuñas. Efectivamente este bocado tiene forma de casco de caballo preparado a base de bizcocho, almíbar de calar, yema pastelera, crema pastelera y coco rallado. En la confitería Hierro, una de las más antiguas del pueblo, siguen preparando este dulce con los métodos tradicionales de fabricación.
Dulce del Paraíso. Es un antiguo postre de la familia de las natillas con el añadido de la ancestral y abundante almendra y de los bizcochos, que en la Alpujarra tienen justa fama. Antaño era conocido por toda en la Alpujarra almeriense.
Medias Lunas. Compuestos únicamente de merengue y bizcocho son uno de los postres preferidos de los propios almerienses, según afirman desde Turismo Andalucía. La preparación no tiene secretos: claras de huevo batidas y azúcar en polvo para el merengue que se montará sobre un exquisito bizcocho.
Torta de Alcalá es un producto completamente artesanal, con un sabor único, distinto a cualquier otra elaboración de confitería, sutil, delicado.
El rosco de Jesús y el hornazo son muy populares en Jaén durante la Semana Santa. Este último también es popular en Granada, Almería y Castilla la Mancha y se trata de una torta de aceite de oliva coronada con un huevo de duro, aún con cáscara, en el centro.
Más postres de tradición andaluza
- Lechevieja. El origen de esta bebida se encuentra en Valdepeñas (Jaén) y consiste en una especie de mistela o licor popular con base de leche.
- El mantecao se ha consolidado como parte de la tradición repostera española aunque su origen andaluz, concentrado especialmente en Estepa.
- Tocino de cielo. Aunque se conoce y consume a lo largo del país, este dulce nace en el siglo XIV en el convento del Espíritu Santo de Jerez.
- En Atajate (Málaga) son muy populares los enredadillos, por su singularidad y porque deben su nombre a la apariencia de malla o rejilla.
- El municipio de Alosno, enclavado en la comarca del Andévalo (Huelva), más allá de conocerse por ser la cuna del Fandango, esconde un postre de lo más genuino: los cagajones de puño. Es una masa frita a base de harina, ajonjolí, aceite, agua, azúcar y huevos que se puede tomar frío o caliente.
- Otro dulce típico de la gastronomía de Alosno son los engañabobos, una variante similar a los pestiños.
- Almojábanas. Son una especie de torta, buñuelo o fruta de sartén, herencia de la dulcería árabe en la tradición y en la permanencia de su nombre que procede del árabe al-muyabbanat (queso).
- Bizcocho de Zanahoria Morá. Este bizcocho no deja de ser una tarta de zanahoria (carrot cake para los modernos) aunque con la singularidad de elaborarse con zanahoria morá, que se cultiva concretamente en el pueblo de Cuevas Bajas, en la zona nororiental de Málaga. El resultado es siempre delicioso.