La Junta de Andalucía está trabajando en un plan de contingencia, validado ya por el Consejo de Gobierno, a fin de planificar el rescate y la evacuación de la población costera andaluza ante la amenaza de posibles maremotos.
En apenas una hora, las ciudades de Huelva y Cádiz deberían desalojar a sus ciudadanos para ponerles a salvo. Lisboa ya experimentó un desastre natural que arrasaría con el litoral atlántico en el maremoto de 1755, que acabó con la vida 22.000 personas.
Los expertos gaditanos y onubenses estiman una media de 60 minutos desde que se produce el terremoto hasta que el maremoto golpea la costa. A esa hora hay que restarle el tiempo que los investigadores tarden en detectar las características y magnitudes del tsunami en cuestión. Al final, sostiene el matemático Jorge Macías, el tiempo que le queda a la población desde que las autoridades avisen es de apenas media hora.
Es por ello que resulta vital el plan que está elaborando la Junta, como plan de contención y también para que los ciudadanos sepan cómo reaccionar en tal situación. La solución en la capital gaditana, que juega con el hándicap de poseer una sola vía de evacuación, es buscar «una evacuación vertical. Subir a un edificio alto que se sepa que va a resistir», detalla Macías. Asimismo, añade la importancia de recalcar que en tal caso, ningún curioso se detenga a fotografiar o admirar el espectáculo. El documento establecerá esta y otras instrucciones básicas que den respuesta a una eventual emergencia de esta magnitud.
Tal y como sostiene Agustín Muñoz, director general de Emergencias, Andalucía prepara este plan «por responsabilidad, por precaución y, además, porque es una obligación legal del Gobierno central por un plan nacional de prevención de maremotos». Insiste, además, en la importancia de no volvernos alarmistas y que, en cualquier caso, «la comunidad está preparada».